
Los alumnos argentinos tuvieron un 2020 plagado de dificultades. Más de la mitad tuvo complicaciones para mantener la atención en las clases impartidas a través de plataformas digitales; uno de cada tres no logró sostener una rutina de aprendizaje. Estas son algunas de las conclusiones de la Tercera encuesta sobre el impacto de COVID-19 realizada por Unicef Argentina en hogares con menores de edad.
Solo el 19 % de los adolescentes respondió haber obtenido muchos aprendizajes, el 48 % dijo que tuvo algunos, y el 26 %, muy pocos. “Las diferencias de acceso a los recursos de conectividad, así como las posibilidades reales de tener espacios de aprendizaje y acompañamiento escolar en los hogares, derivó en que solamente un grupo de niños, niñas y adolescentes haya podido educarse efectivamente durante la suspensión de las actividades presenciales”, advierte el colectivo Infancia en deuda.

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